
Eleanor
400 $
1468 AED
800 $
2936 AED
2000 $
7340 AED
Estás en Dubái. La ciudad del oro, el glamour y los placeres culpables. Tienes champán refrescado, la iluminación ideal y ese pequeño antojo… ya sabes cuál. La pregunta es: ¿quieres que ella venga a ti o que tú vayas a ella?
Ese es el dulce dilema de elegir entre servicios de acompañantes a domicilio o a domicilio en Dubái. Ambos son deliciosos. Ambos son traviesos. Y ambos te harán preguntarte por qué intentaste dormir solo.
Un servicio a domicilio significa que la visitas. Te recibe en su espacio, generalmente un apartamento privado y elegante con aroma a vainilla, velas y peligro. Es su territorio. Ella crea el ambiente. Las luces son tenues, la música suave y apenas tiene las piernas cruzadas.
Desde el momento en que entras, ella toma el control. Sabe dónde está la cama, dónde poner tus manos y cómo hacerte sentir como el centro de su universo.
No tiene prisa. Es relajada. Y está a punto de hacerte sentir como en casa.
A domicilio significa que ella va a tu casa. A tu hotel, a tu domicilio, a tu escondite secreto en el desierto: llama, abres y ¡zas!… comienza la fantasía. Llega con un aspecto de ensueño, con tacones resonando, labios pintados, un cuerpo envuelto en algo que pide a gritos ser descubierto.
Tú controlas el espacio. Ella se adapta a tu ritmo. Ya sea un rapidito salvaje antes de una reunión de negocios o una maratón sensual de toda la noche, las chicas a domicilio te traen la pasión dondequiera que estés.
Las chicas de compañía son expertas en crear ambiente. Ellas marcan la pauta. Sábanas suaves, agua fría, tal vez incluso una vela perfumada que te acelere el pulso. Te guiarán a través de su mundo de fantasía, tentándote a someterte y haciéndote sentir como un rey.
Las chicas de compañía, en cambio, son aventureras y adaptables. Se introducen en tu mundo, alivian tu largo día y convierten tu espacio cotidiano en una zona de placer. Podría servirte el champán, sentarse en tu regazo y preguntarte: “¿Y cuál es tu forma favorita de consentirte?”.
¿Con ambas? Te espera un regalo. Depende de cómo prefieras que te den el placer: en su territorio o en el tuyo.
La fantasía de verla entrar como en una escena de película: Créenos, es inolvidable.
Son la crème de la crème. Verificadas, refinadas, seductoras y totalmente en sintonía con tus fantasías.
Ya sea con o sin acompañante, estas chicas no están aquí para perder el tiempo; están aquí para hacerte olvidar que el tiempo existe.
Ah, ya lo sabes. La tensión aumenta. Se quitan la ropa. Las lenguas exploran. Las manos vagan. Quizás sea lento y sensual. Quizás te inmovilice y te demuestre quién manda. O quizás empiecen con una charla trivial y terminen enredados entre las sábanas como en un sueño febril y sensual.
Cada momento está diseñado para tocar la fibra sensible. Los besos. Los jadeos. La forma en que susurra tu nombre cuando está a punto de…
Bueno, ahí paramos. (Por ahora).
¿Por qué elegir solo una cuando puedes disfrutar de ambas? Quizás la visites un martes por la tarde para un masaje relajante y un postrecito después. Y el viernes por la noche, mientras tomas un whisky en tu suite, ella llama a la puerta, vestida para destrozarte de la mejor manera posible.
No se trata de elegir bandos. Se trata de probarlo todo hasta encontrar lo que te hace encoger los pies y dejar la mente en blanco.
Ya sea a domicilio o en el local, siempre hay algunas cosas que se aplican:
No seas tímido: la confianza es atractiva. Y definitivamente se ha visto (y hecho) más atrevida.
¿Eres de los que quieren entrar en su mundo? ¿Dejar que tome el control, que te provoque con su lencería, que te haga gemir contra las almohadas de satén?
¿O eres de los que quieren que ella entre en el tuyo, con sus tacones repiqueteando sobre el suelo de mármol, deslizándose en tus brazos mientras las luces de la ciudad bailan detrás de ti?
No hay una elección incorrecta. Solo dos maneras de tener muchísima suerte.